10/01/2007

¿Comprendes la D-Evolución del Rock? Parte 2


¿Comprendes la D-Evolución del Rock? Parte 2

¿Que sientes cuando lo predecible llega a ser la norma?
Los músicos,quizás queriendo parecer más inteligentes de lo que son, suelen embarcarse en grandes proyectos o propuestas evidentemente fallidas:

A veces se mueven en torno a cuestiones filosóficas y profundas sobre la humanidad apelando en sus declaraciones a un sinnúmero de lugares comunes, otros creen seguir representando algo heterodoxo y subversivo para el sistema, cuando la verdad es que hoy día bandas como Tronic son recibidas con la misma complacencia que los Maná; Otras bandas del rock en pos de concientizar sobre la ecología compone canciones obvias y demagógicas, otros sobre las ventajas de pertenecer fieles a las raíces ya sea de la etnia o del barrio. Y el pop emula todos estos clichés al punto que a veces no sabes si estás escuchando rock. Volvemos a lo de ¿Como se si esto es Rock?

¿Es verdad que el público se equivoca? Si, a veces nosotros somos también responsables de esta in-volución. Alabamos como locos a cualquiera por su honestidad, por ser un drogo simpático y no por su habilidad para componer temas conmovedores. También ciertas personas ven que en actitudes medias facistas y talibanes tan propias del rock verdadera inteligencia, una sensación que si se dice con esa convicción debe ser la verdad. El público quiere ver a las bandas que hacen covers -que hacen un show "seguro"- quienes llenan respetables recintos mientras que a agrupaciones valiosas como Teleradio Donoso o Alamedas les sigue costando llenar una sala SCD. Se admira a Luca Prodan de Sumo por anécdotas simpáticas o indignantes propias de su pose heroica pero casi nadie habla de sus hermosas canciones. Gran parte del público cree que el rock es droga, volverse loco en el pogo, peinados raros, estética fashion y banderas. Pero el rock no es eso, el rock es música.

¿Todo es un reciclaje de lo mismo? Si, y aquí quiero volver a lo de la ausencia de creatividad que no pasa solamente por el auge mundial de las bandas tributo, sino que me referiré a homenajes reuniones y conmemoraciones que no hacen más que sugerir una alarmante pérdida de la creatividad. Faltan bandas que cambien y evolucionen disco a disco como lo hace Weichafe. Todas las grandes movidas noticiosas del rock hoy día apelan al pasado y son una evidente excusa para obtener dinero. En reuniones tuvimos a Smashing Pumpkins, The Police y a Rage
Against The Machine pero por lejos la gira de Soda Stereo es el mayor y mejor ejemplo de todo esta locura decadente ya que a ciencia cierta no había razón alguna para que se volvieran a juntar. Cerati había declarado infinidad de veces –incluso este año- que la banda no iba más; todo individuo cercano al mundillo del rock –y no tanto- sabía que los tres se llevaban mal; cada uno, aparentemente, desarrollaba su carrera con tranquilidad. Sin embargo, la presión por volver al pasado y las consecuentes cifras millonarias que los tres integrantes de la banda ganarían al tocar nuevamente, pudieron más que las ambiciones artísticas. Soda no va a grabar un nuevo disco ni
a componer temas, se reúne para tocar lo que hace más de 11 años atrás compusieron. Es cierto que bandas importantes como Soda y Los Tres existirán como tales mientras estén tocando pero la razón esencial de ser un grupo, es decir, la creatividad, el gusto por la experimentación, el cambio constante -características de las que tanto los Soda Stereo y Los Tres habían hecho una bandera- brillará por su ausencia.

A modo de conclusión definitiva podemos decir que las características que hacían del rock un género singular, han sido asimiladas por la sociedad toda. Falta poco para que nuestros abuelos conozcan el último single de Babasonicos y recuerden a Nirvana con respeto. Hasta los músicos de rock le piden seguros y subvención al gobierno. Con todo el respeto que me merece la excelente revista Rolling Stone, entre páginas dedicadas a la publicidad, a los documentales fotográficos de nuevos dispositivos tecnologicos, a la vitrina del social-rockero-famoso y a los especiales de ropa, no tiene no más de 25 páginas dedicadas a al música.

A las bandas de rock que aún creen espantar al sistema, habría que decirles como dijo Nicanor Parra en su Manifiesto: "Para qué escribirían esas cosas/ ¿Para asustar al pequeño burgués?/ ¡Tiempo perdido miserablemente!/ El pequeño burgués no reacciona/ Sino cuando se trata del estómago."

Las bandas quieren ser el síntoma de una nueva infección e incluso creen estar haciéndolo pero fallan incansablemente porque ya no se diferencian del lugar común de la más pura música comercial, es decir, la música que se basa en la reproducción constante de hits, la música donde el dinero, paradójicamente, está por sobre la música. ¿Y por qué fallan? Quizás no haya una sola razón pero es indudable que muchos ponen su capacidad en todo lo accesorio que tiene el rock -la parafernalia, la moda, los videos, los trajes galácticos y aerodinámicos, el nuevo logo, la farándula del rock-show, los mensajes solemes que no son letras de canciones sino poesía y los aún más grandilocuentes ítemes de la ecología, la pobreza, y el afán de ser vanguardia artística. En medio de todo, la oferta actual de la música, es decir, el viejo ejercicio de componer canciones, de crear un disco potable, de conmover a través de una letra inteligente o una melodía lúcida, es escasa.